"No me extraña que nunca consiguiéramos ponernos en igualdad ...mi gente y su gente (los blancos). Todo el tiempo estaban irritados el uno con el otro y entre nosotros creció mucho odio. Era inevitable, porque mi gente tenía gran orgullo y humor. El suyo tenía nervios y querían disparar a aquellos que se reían de ellos. Todavía encuentro a la gente blanca muy divertida. Tengo que reírme de usted porque usted nunca se relaja. Cada palabra en usted está cerrada o muy lejos. Le gusta aporrear el sentido de todo para encajar su propia estupidez. Le va bien para no aparentar ser tan frágil."

La Mujer de Medicina Cree, Agnes Whistling Elk, "El Vuelo de la Séptima Luna"

miércoles, 29 de mayo de 2013

Pa´lante


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miércoles, 22 de mayo de 2013

Superman y el valor de vivir a vista



Está de moda. Cuando las cosas van mal, necesitamos la ayuda de otra persona para poder resolver nuestros problemas.

¿Por qué digo esto? Por la cantidad de programas de televisión que se han popularizado en los que los “concursantes” son incapaces de gestionar sus valores, su vida, y confían en que alguien de fuera, un “supermán” les ayude a salir adelante. Sin querer ser exhaustivo, este fenómeno empezó con los concursos de aspirantes a estrellas de la canción que necesitaban para triunfar la aparición de un “triunfador” anterior para que les orientara su carrera. Se intentó, sin éxito, exportar esta “operación triunfo” a otros campos de la interpretación artística como el teatro, el mimo e incluso el circo. Después aparecieron programas para que los padres, incapaces de educar a sus hijos, acudieran a una pacientísima “superniñera” o a un musculoso y enérgico individuo para disciplinar a los díscolos y malcriados adolescentes. Al mismo tiempo, y no vamos a ser malpensados sobre qué programa se creó antes, aparecieron varios programas para educar a nuestras mascotas que sufrían los mismos problemas que los jóvenes de nuestro siglo: falta de confianza y de reafirmación, y exceso de comportamiento violento y agresivo con otros de su especie.

Después se pasó a lo personal: el problema ya no está en los que dependen de nosotros, sino en nosotros mismos. Así aparecieron programas en los que personas poco afortunadas estéticamente (según el criterio actual) conseguían cambiar su imagen (su “look” que se dice ahora) para que, incluso por medio de operaciones de cirugía, lograran esa autoestima que no tienen. O también otros programas en los que un grupo de “expertos” logran que los protagonistas pierdan buena parte de los kilos que les sobra y que por sí solos serían incapaces de conseguir, o la aparición de estilosos sujetos enseñando a los protagonistas a vestir bien, a arreglarse bien, a tener “buen estilo”.
También he visto programas en los que se trata de arreglar la casa de los descuidados dueños para que tenga otra apariencia más “chic”. Y lo último, de momento, son los programas en los que un chef se encara con dueños, cocineros y camareros de desastrosos restaurantes y con la ayuda de un gran equipo les limpia y redecora el local, además de crear nuevos platos para el restaurante. 

Parece que si no fuera por la ayuda de un “supermán” nunca seríamos capaces de lograr por nosotros mismos lo que queremos conseguir.



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viernes, 17 de mayo de 2013

Magnesio protector


“La conducta supersticiosa se asocia con actividades imprevisibles y en las que el resultado es importante. Los trabajos peligrosos, los juegos de azar, los exámenes o los acontecimientos deportivos están típicamente asociados con rituales supersticiosos. Los rituales además se convierten en una profecía autocumplida, en la que proporcionan al individuo la ilusión del control. Esto vacuna hasta cierto punto al individuo contra el estrés que provoca la incertidumbre.”

 Bruce Hood “Supersentido, por qué creemos en lo increíble”

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viernes, 3 de mayo de 2013

Perdiendo el tiempo




“como resultado de producir y consumir más, tenemos menos tiempo. Esto funciona así: a mayor eficacia en la producción, cada individuo debe producir más bienes por hora. Y si aumenta la productividad, para mantener activo el sistema, debemos consumir más bienes. El tiempo libre, entonces, queda convertido en tiempo de consumo, porque en sociedades como la nuestra, el tiempo que no se dedica a la producción o al consumo es considerado cada vez más como una pérdida”

Allen W. Johnson “La evolución de las sociedades humanas"
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