Si los bloques de Anzó parecían buenísimos viendo a Dani, Gelu y Alan pelearse con ellos, cuando los pruebas aún son mejores.
Nueva deuda contraída con Alan, que nos abre caminos hacia la dificultad a golpe de cepillo y de lumbar.
La primera vez que fui a esta zona sinceramente, me pareció lo mismo que a su dueño Sergio: Un cuchitril. La motivación que exudaban los poros de mis amigos nada más verlo, me resultaba un poco ajena. El diagnóstico, un mal demasiado común en la escalada, falta de visión bloquera.
Anzó representa el futuro del bloque Astur en cuanto a dificultad se refiere. No se regala nada, y salvo pasos de escaso valor, la dificultad comienza en el 7b y termina por el momento, en 8a+. El bloque, antigua cuadra, se encuentra en una zona privada, perteneciente a los dueños del Restaurante del que adopta su nombre. Si el agua y otras cosas no lo estropean, espero disfrutar mucho este invierno de los terroríficos movimientos que nos regala esta peña.

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