Está de moda.
Cuando las cosas van mal, necesitamos la ayuda de otra persona para poder
resolver nuestros problemas.
¿Por qué digo esto? Por la cantidad de programas de televisión que se han popularizado en los que los “concursantes” son incapaces de gestionar sus valores, su vida, y confían en que alguien de fuera, un “supermán” les ayude a salir adelante. Sin querer ser exhaustivo, este fenómeno empezó con los concursos de aspirantes a estrellas de la canción que necesitaban para triunfar la aparición de un “triunfador” anterior para que les orientara su carrera. Se intentó, sin éxito, exportar esta “operación triunfo” a otros campos de la interpretación artística como el teatro, el mimo e incluso el circo. Después aparecieron programas para que los padres, incapaces de educar a sus hijos, acudieran a una pacientísima “superniñera” o a un musculoso y enérgico individuo para disciplinar a los díscolos y malcriados adolescentes. Al mismo tiempo, y no vamos a ser malpensados sobre qué programa se creó antes, aparecieron varios programas para educar a nuestras mascotas que sufrían los mismos problemas que los jóvenes de nuestro siglo: falta de confianza y de reafirmación, y exceso de comportamiento violento y agresivo con otros de su especie.
Después
se pasó a lo personal: el problema ya no está en los que dependen de nosotros,
sino en nosotros mismos. Así aparecieron programas en los que personas poco
afortunadas estéticamente (según el criterio actual) conseguían cambiar su
imagen (su “look” que se dice ahora) para que, incluso por medio de operaciones
de cirugía, lograran esa autoestima que no tienen. O también otros programas en
los que un grupo de “expertos” logran que los protagonistas pierdan buena parte
de los kilos que les sobra y que por sí solos serían incapaces de conseguir, o
la aparición de estilosos sujetos enseñando a los protagonistas a vestir bien,
a arreglarse bien, a tener “buen estilo”.
También
he visto programas en los que se trata de arreglar la casa de los descuidados
dueños para que tenga otra apariencia más “chic”. Y lo último, de momento, son
los programas en los que un chef se encara con dueños, cocineros y camareros de
desastrosos restaurantes y con la ayuda de un gran equipo les limpia y redecora
el local, además de crear nuevos platos para el restaurante.
Parece que si no fuera por la ayuda de un “supermán” nunca seríamos capaces de lograr por nosotros mismos lo que queremos conseguir.
Fuente: http://blog.nueva-acropolis.es/
como se nota ke tas lesionau,con lo guapo ke ye ir al monte y no pensar....vengaaa ke ya keda menos pa salir del pozuuuu
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